En el diseño sostenible de interiores, cada vez se valoran más los elementos que han tenido una segunda vida, reciclar y reutilizar está de moda.
Objetos y muebles reutilizables
Reutilizar o reciclar muebles y otros objetos, es una tendencia en auge que, además de apoyar el desarrollo sostenible, recoge la idea de que los objetos reutilizados son tan prácticos y bonitos como los nuevos, pero con el valor añadido de contar con más historia y personalidad.
Muebles nuevos versus muebles reciclados
En algún momento, llenar nuestros hogares de nuevas adquisiciones fue un símbolo de estatus y buen gusto. Eso potenció el incremento de la manufacturación de piezas y muebles de menor calidad, que permiten que tengamos acceso a productos más económicos, pero también menos duraderos.
¿Nunca habéis escuchado a vuestros padres esa frase de «Antes, los muebles que comprábamos eran para toda la vida»?
Esta idea de fabricación para una corta vida funcional aumenta los desechos y sobreexplota materias primas, y pone así en peligro el hábitat de animales y reservas. Su fabricación genera residuos tóxicos y tanto su producción como su distribución aumentan nuestra huella de carbono.
Sin embargo, las nuevas tendencias apuntan hacia un diseño más eficiente, capaz de dar una nueva vida a casi cualquier objeto. Dotándolos de una nueva funcionalidad y mejorándolos gracias a la creatividad, los convertimos, en cierto modo, en algo artístico y los dotamos de un «alma». Conseguimos así que cualquier espacio resulte mucho más interesante, atractivo, cálido y personal.
¿Cómo afecta al cambio climático?
Pero, más allá de tendencias, la ecología es un tema para tomar con seriedad. El cambio climático también ha puesto el foco sobre el sistema de producción y consumo, y empezamos a considerar qué impacto ambiental tendrán nuestras decisiones.
Estamos siendo partícipes de una regeneración social y medioambiental y, también desde el interiorismo, queremos construir un hábitat saludable, capaz de plasmar nuestra personalidad, pero también nuestros valores, sin contribuir a reforzar prácticas que puedan resultar nocivas para el planeta.
Nos empezamos a hacer preguntas…
Queremos financiar otro tipo de industrias: más responsables, menos dañinas. Deseamos participar en una economía más justa, más local y de menos derroche. Y también queremos que nuestro dinero esté mejor invertido y llegue más rápido a las manos correctas. Así que nos empezamos a hacer preguntas:
¿Realmente necesito este objeto? ¿De dónde proviene el material con el que se ha construido? ¿Cuánto ha costado transportarlo? ¿Cuánta agua se usó en su fabricación y cuánto se contaminó? ¿Para qué tanto embalaje? ¿Dónde va el plástico?
Y un último cuestionamiento: si las respuestas a esas preguntas no me gustan, ¿qué puedo hacer para evitarlo?
¡Reducir, reutilizar y reciclar!
Reducir, reutilizar y reciclar: tres sencillas palabras que nos dan la respuesta a nuestras inquietudes ecológicas.
¿Cómo reducir nuestros desechos?
La mejor forma de reducir nuestros desechos es, claro, pensarlo muy bien antes de hacer una nueva adquisición.
Quizás una nueva funda para el viejo sofá sea una solución no solamente más ecológica, sino también mucho más económica que comprar un sofá nuevo. Y, si finalmente decidimos comprar, podemos optar por escoger artículos de segunda mano. Además, debemos optar por materiales que sean de larga duración, sea cual sea su composición.
La pintura, por ejemplo, si es de calidad, aguantará mejor y reducirá la necesidad de volver a pintar en poco tiempo. Investigar sobre la Clista de ingredientes» que componen nuestra adquisición nos hará la tarea más fácil.
Materiales como el vidrio pueden ser utilizados muchas veces y con distintos objetivos. En decoración, por ejemplo, dan un toque rústico y hogareño a la despensa.
Bolsas reutilizables, servilletas de tela, tapones de corcho… Reutilizar es evitar lo desechable y, al hacerlo, ahorrar al planeta los daños medioambientales derivados de una nueva fabricación.
¿Qué conseguimos reciclando?
Gracias al reciclaje, los desechos se convierten en nuevos productos o en recursos materiales con los que fabricar otros nuevos.
Podemos llevar nuestros objetos al punto de reciclaje correspondiente o reciclarlos nosotros mismos. Reciclar es una forma fantástica y creativa de rescatar un objeto para darle una mayor utilidad. Lija y pintura son grandes aliados del reciclaje en interiorismo.
Espejos antiguos de nuestras tías o abuelas, estanterías, mesas o sillones viejos y desgastados por el uso vuelven a lucir como nuevos y se convierten en piezas valiosísimas en manos de buenos profesionales. Después de todo, los productos únicos, hechos mano, tienen más valor que aquellos que han sido fabricados en serie en tiendas al por mayor.
Si, tras considerarlo, estamos seguros de que no vamos a volver a utilizar un objeto, sin duda lo mejor es sacarlo de nuestro hogar.
El espacio libre puede ser más valioso que cualquier otro elemento. Sin embargo, antes de desecharlo definitivamente, preguntemos a nuestros amigos y conocidos. Quizás podemos realizar un intercambio o una donación.
Escoge materiales sostenibles
Por otro lado, si optamos por introducir un nuevo objeto en casa, elijamos a conciencia.
Podemos inclinarnos por artículos de comercio justo, por objetos que reduzcan al máximo su packaging, elaborados cerca de nuestra localidad o que han causado menos impacto para su fabricación y requieren menos energía para su transporte.
Podemos elegir materiales sostenibles, como las maderas certificadas ambientalmente o procedentes del reciclaje.
Como consumidores, tenemos el poder de optar por un diseño sostenible. ¡Usémoslo para mejorar el mundo!
🏚️ Ahora ya sabes cómo apoyar al medio ambiente reciclando objetos y, puede que quieras saber cómo puedes reciclar y crear un mueble ecológico.